Durante el Foro de la Asociación Mexicana de Ciencia y Tecnología de la Carne (AMEXITEC) 2023, especialistas coincidieron que si bien el sector ganadero es un participante importante en la crisis climática, es fundamental considerar sus aportes ambientales y alimentarios, así como no juzgarlo con métricas fuera de proporción.
La Dra. Adriana Rivera, de la UNAM, explicó que a nivel mundial, la ganadería bovina es responsable de 62.5% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del sector pecuario, sin embargo, también representa 40% del Producto Interno Bruto agroalimentario, lo que es un indicador de su relevancia para la economía y las comunidades rurales.
LA GANADERÍA TAMBIÉN ES: SILVOPASTORIL, BIENESTAR ANIMAL, BIODIVERSA Y SECUESTRANTE DE CARBONO
Es por ello que más allá de limitar la actividad como un atenuante a la crisis climática, se debe buscar adaptar modelos que han demostrado ser mitigantes, como lo es el esquema silvopastoril, que promueve el bienestar animal, la conservación de la biodiversidad y el secuestro de carbono.
La ganadería tropical silvopastoril produce 28.5 kg. de dióxido de carbono, pero también absorbe 104 kg. De CO2
De acuerdo con estudios realizados en la ganadería de pastoreo extensivo en el trópico mexicano, cada kilo de becerro producido bajo el sistema silvopastoril resulta en 28.5 kilogramos de dióxido de carbono, sin embargo, al mismo tiempo absorbe más de 104 kg. de CO2, haciéndola negativa en dicho gas.
Esto quiere decir que los modelos pecuarios bien gestionados pueden tener beneficios ambientales, aplicando también para incrementar el ahorro de agua, energía y la absorción de GEI.
El sector gobierno también tiene que apoyar
En ello coincidió la Dra. Yolanda Mena de la Universidad de Sevilla, en España, y aclaró que para que los productores puedan adoptar este tipo de prácticas, es importante que las respectivas autoridades gubernamentales brinden apoyos que permitan hacer la transición y que además fomenten la investigación al respecto.
Un elemento crucial es fomentar el consumo de bienes derivados de estos esquemas denominados como orgánicos o ecológicos, lo cual representa un problema cuando su precio en el mercado es más alto, por lo que hay segmentos de la población que no pueden acceder a ellos.
La parte tributaria también tiene su participación, para que los productos prémium de origen animal, sean más accesibles
Para revertir esta situación, los gobiernos y la industria deben dar un tratamiento fiscal a dichos alimentos, con la finalidad de que su valor no sea mucho mayor al de las opciones más convencionales, esto permitiría mejor acceso a la comercialización y un incentivo para los ganaderos.
También se deben sumar programas de incentivos para los productores que incursionen en estos sistemas, como reconocimiento a todos los servicios ecosistémicos que estarían aportando a la sociedad por medio de su trabajo diario.
El consumir menos carne como se sugiere, no es opción saludable
El Dr. Diego Braña, directivo en Elanco Salud Animal, recordó que como una estrategia para combatir la crisis climática, también se ha propuesto reducir el consumo de carne, incluso cuando no es una opción viable, pues el proceso evolutivo del ser humano ha adaptado su cuerpo a la ingesta de proteína animal como parte de una dieta balanceada.
Si bien existen segmentos de la población con recursos para restringir sus dietas voluntariamente por cuestiones éticas, este enfoque no es recomendado para personas que atraviesan periodos de vida que exigen requerimientos nutricionales especiales, como mujeres embarazadas, niños, lactantes, adultos mayores y aquellos que padecen enfermedades crónicas.
Reducir el consumo de proteína animal puede resultar en deficiencias energéticas, proteicas, de minerales y vitaminas fundamentales para el sano desarrollo, lo que en su conjunto propicia el enanismo nutricional.
La falta de ingesta de proteína animal, se relaciona con problemas de ansiedad y trastornos mentales
El doctor Braña Varela, refirió en el foro organizado por la AMEXITEC, que otros atenuantes que perjudican la salud del ser humano, son los relacionados con la salud mental, por ejemplo, problemas de ansiedad, trastornos depresivos y Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), mismos que están acentuados por dietas semivegetarianas o veganas, versus planes de alimentación que incluyen dichas proteínas en su ingesta.
Finalmente, apuntó los datos que se ofrecen en el Progress in Cardiovascular Diseases 74, en donde se publicó que, según un diagnósticos de incidencia a lo largo de la vida entre 4,181 adultos, las personas con una dieta vegetariana, fueron 35% más susceptibles a presentar algún tipo de trastorno depresivo versus el 21% que representaron los individuos con una dieta no vegetariana.
Para el caso de los trastornos de ansiedad el efecto fue el mismo, 35% mayor factibilidad de presentar esta condición frente a menos del 15% que significó una ingesta contraria.
Y finalmente respecto a los TCA, en ambos casos hubo una correlación baja sin embargo nuevamente, quienes tuvieron ingesta vegetariana, su predisposición a la enfermedad fue 5% mayor, mientras que en el caso opuesto, apenas se alcanzó un 1% o 2%.