La rabia es una enfermedad infecto-contagiosa ocasionada por un virus perteneciente al género Lyssavirus, de la familia Rhabdoviridae, capaz de infectar a cualquier mamífero, ocasionando la muerte de la totalidad de los animales que desarrollan los signos clínicos de la enfermedad. Se considera de importancia en salud pública ya que es una zoonosis, y se calcula que ocasiona alrededor de 35 mil a 60 mil muertes humanas anualmente, mientras que en el ganado y otros animales la cifra puede elevarse a más de 50 mil casos cada año. El murciélago hematófago Desmodus rotundus es el principal transmisor de la rabia al ganado bovino y otras especies ganaderas como equinos, ovinos, caprinos y porcinos, lo que repercute de manera importante a la ganadería.
La rabia paralítica bovina es la forma más frecuente y conocida en México, centro y Sudamérica que puede o no presentar una corta fase furiosa o de excitación. Frecuentemente se observan heridas por mordeduras de murciélagos hematófagos. Las pupilas de los bovinos afectados están dilatadas, e incluso con ojos protuberantes, pelo erizado, salivación profusa, parálisis ascendente progresiva, incoordinación y paso vacilante a lo cual se le llama derrengueo, de allí que la enfermedad también es conocida como e derriengue. Más adelante los animales están acostado e imposibilitados para incorporarse seguido de una flexión del cuello hacia atrás y finalmente ocurre la muerte.
Recientemente, en la semana del 7 al 13 de enero, se han detecado cinco focos de rabia paralítica bovina en México, concretamente en los municipios de Palenque (Chiapas), Colima, San Blas (Nayarit) y Pantepec (Puebla). Estos se suman al notificado a inicios de año en Tabasco, lo que hace un total de 6 focos en 2024.