El proyecto que desarrolla el INIFAP permitirá enfrentar sequías prolongadas, mayor forraje y cobertura del suelo, aumento en la recarga de acuíferos e incremento en la producción de carne por hectárea, resaltó la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural.
En Coahuila existe una diferencia de 463 mil hectáreas entre la superficie sembrada y aquella con potencial de siembra, lo que abre una ventana de oportunidad para la actividad ganadera.
En atención a los efectos del cambio climático en el sector pecuario y su impacto en las regiones productivas del país, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural promueve acciones para la siembra de pasto buffel como alternativa de reconversión y de aprovechamiento en la actividad ganadera.
El proyecto consiste en establecer praderas con pastos adaptados en el norte de Coahuila, donde se registra afectación a la actividad agrícola, explicó el especialista del Centro de Investigación Regional Noreste (CIRNE) del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Pedro Hernández Rojas.
Con estas acciones se apoya a los productores para incrementar la producción de sus forrajes, sobre todo para aquellos que se desarrollan en zonas con menor precipitación pluvial, incrementar la cobertura del suelo y favorecer la recarga de los mantos acuíferos, expuso.
Resaltó que la medida traerá amplios beneficios para el sector pecuario del norte de Coahuila, pues se tendrá disponibilidad de forraje de buena calidad y un incremento en la producción de carne por hectárea de hasta 300 por ciento.
A esas ventajas se suman una mejor persistencia ante sequías prolongadas de hasta dos años, mayor cobertura de suelo, reducción en la pérdida de agua y un 10 por ciento en el aumento de la recarga de los acuíferos, apuntó el especialista.
Además de las variedades de pasto buffel, que es compatible con los suelos de Coahuila, recomendó a los productores la variedad Zaragoza 115 porque tiene un mejor comportamiento productivo en la evaluación de 120 materiales de esta especie por varios años.
Hernández Rojas reiteró que el aprovechamiento de los predios en desuso –por abandono o invasión de especies con baja cobertura vegetal del suelo– traerá retribuciones a la actividad agropecuaria por la superficie ocupada y el valor de la producción generada.
La razón es porque la alimentación del ganado proviene del forraje de los agostaderos, los cuales representan 85 por ciento de la superficie estatal con 15 millones 800 mil hectáreas, abundó.
El investigador del CIRNE insistió que en Coahuila existe una diferencia de 463 mil hectáreas entre la superficie aprovechada y aquella con potencial de siembra, lo que abre una ventana de oportunidad para la ganadería.