La severa sequía que ha pegado este año a la mayor parte del País ya redujo en por lo menos un 15 por ciento el inventario o hato nacional de reses, a 32 millones de cabezas, y para el 2024 la expectativa es que la producción de becerros baje entre 10 y 20 por ciento, lo que presionará más al alza al precio de la carne, advirtieron representantes del sector ganadero.
Plantearon el riesgo de que el precio repita la espiral alcista registrada en el 2014 y el 2015, luego de las sequías del 2011 al 2023.
“La baja de las reses en México va meter presión al precio de la carne de res en el primer trimestre del año entrante, ahorita es difícil estimar en cuánto”, señaló Héctor Garza, presidente de la Asociación Mexicana de Productores de Carne (AMEG).
“Las condiciones son muy parecidas a las que hubo con la sequía de hace 10 años”, añadió Obed González Flores, productor de carne de res y ganadero en Nuevo León.
La misma situación que se presenta y se prevé para México es la que se registra en Estados Unidos.
Allá, desde el 2019, los hatos para producción de carne han venido a la baja por la sequía de tal forma que para el 2024, el Departamento de Agricultura (USDA) estima que los inventarios de reses descenderán 11 por ciento en el periodo, a 28.2 millones de cabezas, el menor número desde 1962.
En México, Homero García de la Llata, presidente de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), refirió que por la sequía de este año muchos ganaderos vendieron para sacrificio vacas y toros antes del proceso normal de engorda para evitar más pérdidas.
Detalló que de los 32 millones de cabezas de reses, unos 16 millones son de “vientres” (vacas), pero su porcentaje de “parición” (productividad) también ha caído por la baja de peso, ante la falta de agua y forraje.
“La estamos pasando muy duro, el saldo para la ganadería mexicana es negativo definitivamente”, sostuvo.
“Lo más lamentable es que en la mayor parte del País las condiciones de escasas precipitaciones no le dan una condición apropiada corporal a las vacas para que se puedan preñar. Entonces lo que vamos a ver, aparte de la caída del inventario general en México, es una disminución en su productividad porque no van a ser los mismos porcentajes de ‘parición’ de épocas normales, cuando hay pastos y agua.
“Traíamos un porcentaje de parición del 50 por ciento por lo que al año estábamos produciendo unos 8 millones de becerros, pero por la situación actual de los vientres estimamos que la parición bajará entre 10 y 20 por ciento. En número de cabezas estaríamos produciendo unos 6.8 millones de cabezas, considerando una caída promedio en productividad del 15 por ciento”.
Adrián de la Garza Tijerina, presidente de la Unión Regional Ganadera de Nuevo León, indicó que las recurrentes sequías de los últimos años desfasaron el ciclo de producción de becerros provocando que este año la productividad de las vacas se redujera en un promedio de 30 por ciento.
“El año que viene ojalá podamos recuperar parte de esa caída con las lluvias que tuvimos a partir de octubre que permitieron reponer parte de los pastos”.